Pla de Petracos

Pla de Petracos

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El Pla de Petracos

Petracos
El Pla de Petracos, sin duda alguna estuvo habitado por los moriscos durante muchos años, hasta que fueron expulsados por el decreto de expulsión del año 1609, pero, el lugar ha estado habitado por los seres humanos mucho antes, como lo testimonian las pinturas rupestres localizadas y descubiertas en 1980 por miembros del Centre d’estudis Contestans y declaradas Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco en el año 1998.
Macroesquematico
Es una manifestación artística exclusiva de las tierras alicantinas limitadas por el mar y la sierras de Aitana Benicadell y Mariola.

Se considera que en Petracos se encuentran las muestras más valiosas del denominado "Arte Macroesquemático", caracterizado por las pinturas de gran tamaño realizadas en un color rojo oscuro, y que resultan fácilmente visibles a cierta distancia.
Se les calcula unos 8.000 años de antigüedad representativas del arte macroesquemático levantino, El Pla de Petracos es uno de los yacimientos de arte rupestre más importantes de la Pais Valenciano, lo que motivó que, en el año 2005, la Generalidad Valenciana declarase el Pla de Petracos como Parque de Interés Cultural.
El conjunto se compone de ocho abrigos, cinco de los cuales presentan motivos perfectamente visibles.
En el periodo en el que se realizaron las pinturas se piensa que la zona era un santuario: un lugar de encuentro y culto de gentes unidas por creencias profundas, entre las que la fertilidad y la fecundidad, el ciclo agrícola o los vínculos familiares cobraban un protagonismo especial.
las pinturas se distribuyen en una espectacular pared rocosa, con una especial orientación  y una serie de pequeños abrigos con paredes de color rojizo que contrastan con el gris del resto de la roca. La pared se presenta como un retablo organizado.
Las pinturas se encuentran protegidas mediante una veja, garantizando de alguna manera la conservación de las mismas para generaciones venideras,  las pinturas son perfectamente visibles desde lo lejos en los abrigos aislados existentes en un plano superior al que nosotros nos encontraremos.
 En definitiva podemos decir que este yacimiento es uno de los enclaves de arte rupestre más importante del Neolítico de la Península Ibérica, cuyas manifestaciones pictóricas están vinculadas a los primeros grupos de agricultores y ganaderos que llegaron a las tierras del norte de Alicante, hace 8.000 años
Petracos pertenece al término municipal de Castell de Castells y esta situado al margen izquierdo de lo que podríamos definir como final del Barranc de Malafí a unos 500 metros de altitud, en el Vall de Pop dentro de la comarca de la Marina Alta

Las pinturas

Ciervo de estilo levantino que dolorido tras haber sido herido por flechas vuelve la cabeza. Podría ser la única pintura que se conserva en este abrigo ya que podría formar parte de alguna escena

Orante. Del cuerpo, parten los brazos y las piernas, pudiéndose observar los dedos en manos y pies. La cabeza, dotada de rayos, sugiere su relación con un culto celeste y los trazos curvos a un lado y a otro de la figura principal se pueden poner en relación con la sacralización de la vegetación. Por encima de este orante se observa otra figura humana en actitud de movimiento con un objeto que cuelga en su brazo derecho.
Las figuras humanas que aparecen se han interpretado como la representación de la familia. Destaca una figura central que presenta un triángulo elaborado a partir de grandes puntos encima de su cabeza, con otras figuras humanas a cada uno de sus lados. Estas tres figuras parecen querer salir del abrigo, pudiéndose considerar a la gran mancha de la derecha como la representación de una de las paredes de la cueva santuario. En todo el Mediterráneo se utilizaban imágenes de mujeres, en ocasiones en actitud de orante, como protectoras de la fertilidad de las tierras, animales y personas.

Una representación del ciclo agrícola sacralizado. Todo el motivo que se observa en esta abrigo parte de dos pseudo círculos inferiores que se han interpretado como la semilla o el germen creador. De ellos surge con fuerza el vegetal que acaba de la misma manera que los brazos del orante del abrigo central, lo que sugiere, desde el simbolismo, una estrecha relación entre el ciclo agrícola y el hombre. Llaman la atención los círculos que se disponen a un lado y otro del trazo central.
Los primeros agricultores y pastores la fecundidad y la fertilidad constituyen los valores principales. A la vez que se sacraliza el ciclo agrícola las figuras femeninas vinculan en todo el Mediterráneo a la mujer con la fertilidad. Junto a la misma algunos animales representan valores concretos, constituyendo el toro la imagen más precisa de la fecundidad. En este abrigo, a la derecha, se representa de manera muy esquemática la cabeza de un toro visto de frente, destacando sus ojos y cuernos (los trazos del extremo derecho se interpretan como una representación del cuello del animal). A la izquierda se representa a una mujer vestida con una larga falda, una diosa o sacerdotisa, de la que no se conserva la cabeza.